¿Te gustan los cuentos de brujas?
Por irónico que parezca, de niña me aterraban las brujas. Con 4 o 5 añitos, saqué todos los cuentos en los que aparecían brujas a la terraza para que no me los leyese nadie. También, tenía horribles pesadillas en las cuales era perseguida por malvadas brujsas que solamente querían hacerme daño.
Casi tres décadas después, he salido del armario: soy bruja. Esto me hace pensar si lo que me daba miedo eran las brujas en sí o lo malas malísimas que me decían que eran…. Otra opción, para lxs creyentes en seres del bajo astral como es mi caso, es que estos seres me estuviesen acosando, metiéndome miedo para que bloquease mis dones. Si este es el caso, he de decir que durante un tiempo lo medio consiguieron porque, si bien siempre he sido más intuitiva y sensible que la media, hubo un tiempo en el que huía de mis dones, negando su existencia y/o tachándolos de fantasías y neurosis varias.
Sin embargo, la realidad es clara: soy bruja. Soy bruja y no quiero hacer daño a los niños. De hecho, soy escritora de cuentos infantiles y he trabajado como profesora de teatro durante muchos años con niños y niñas de todas las edades. Soy bruja y no soy mala. Soy bruja y no tengo intención de asustar a nadie. Soy bruja y uso la magia como terapia, porque la magia, usada de manera terapéutica, sana.
Al comienzo de mi trabajo, me costaba definirme como bruja. Por una parte, no me consideraba lo suficientemente mágica como para llamarme bruja y, por otra, me preocupaba qué podían pensar las personas de mi entorno de esa denominación.
Sin embargo, al darme cuenta de la cantidad de charlatanes que se hacen llamar terapeutas sin tener la más mínima formación, salí del armario como bruja. Ojo, con esto no estoy diciendo para nada que todo terapeuta holístico sea un charlatán, ni mucho menos. Afortunadamente, hay profesionales maravillosos con años de formación a sus espaldas y que, aun siendo profesionales, siguen formándose para dar servicios de la mejor calidad posible a sus clientes. Desafortunadamente, es un gremio con muchísimo intrusismo laboral, intrusismo realizado precisamente por aquellas personas a la que no me da la más mínima vergüenza de denominar charlatanes holísticos.
Es fácil identificarles. Para empezar, pregúntales por su formación y, después, habla con ellos, porque se desenmascaran solos. Se desenmascaran cuando hablan de su versión de la realidad cómo si fuese la general para todo el mundo, obviando y rechazando las diferentes creencias que hacen que el mundo de la espiritualidad sea un lugar rico donde todxs podemos aprender de todxs. Se desenmascaran cuando no se cuestionan, ni por un momento, que pueden estar equivocadxs.
Ahora, a lo que vamos, las brujas.
¿Qué es una bruja? Una bruja es una mujer sabia, que estudia, lee y se forma profesionalmente para usar la magia. Una bruja entiende la magia como una alquimia en la cual pone la energía a trabajar para conseguir tal o cual objetivo.
Una bruja va a ser sincera contigo y siempre va a estar dispuesta a autocuestionarse y a aprender de sus errores porque es consciente de la importancia de su trabajo y de las consecuencias que trabajos espirituales mal realizados pueden tener sobre el cliente y sobre ella misma. Dentro de los trabajadores espirituales, las brujas son científicas de la magia, porque, como leí en algún lugar que no recuerdo, la magia es ciencia que la ciencia moderna aún no ha sabido identificar.
Las brujas han sido perseguidas durante muchos siglos. Bien conocida es la caza de brujas, en la cual asesinaron a miles de mujeres inocentes bajo acusaciones del tipo “fornicar con el diablo”, “causar enfermedades” o, por absurdo que parezca, “sanar enfermedades”.
En la Edad Media, cuando la iglesia católica controlaba el poder, toda mujer, por el mero hecho de ser mujer, podía ser fácilmente en el blanco de acusaciones de este tipo. Las denominadas “adoradoras del demonio” eran mujeres sabias, cuyos conocimientos con frecuencia eran mayores que los médicos de la época, los cuales tenían que trabajar siempre bajo el amparo de la iglesia. ¿Sabías que, en última instancia, era un sacerdote el que tenía que dar el visto bueno al médico para realizar un tratamiento sobre un paciente enfermo? Sobre este tema, recomiendo leer “Brujas, parteras y enfermeras”, de Barbara Ehrenreich y Deirdre English.
Más recientemente, ya no se nos quema en la hoguera, pero aún se nos tacha de locas, mentirosas o farsantes. Nos han hecho creer que las brujas no existimos y que la magia tampoco, pero basta con replantearse un poco la educación que hemos recibido y la sociedad en la que nos hemos criado para abrir nuestra mente y observar una realidad: no todo lo que nos han contado es cierto.
Con estos antecedentes, no me extraña que me costase salir del armario, pero me siento mucho más libre ahora que lo he hecho.
Bienvenidx a mi blog, soy bruja, médium, periodista, reikista, escritora, dramaturga, directora, actriz y terapeuta artística. También iba para psicóloga, pero al descubrir la magia, me cambié de acera.
Y sin ninguna duda, soy la persona más normal que conozco.